Coordinación del centro y la familia: establecer objetivos
conjuntos y revisión diaria de la agenda de clase.
Control de la conducta: llevar a cabo la misma línea de
corrección en la escuela que en casa, dando instrucciones cortas y claras,
reforzando las conductas positivas y potenciando el autocontrol por parte del
niño.
Establecimiento de rutinas: mantener un horario estable con
unas rutinas bien marcadas y todo ello supervisado por los padres. En cuanto a
la realización de las tareas hay que establecer un tiempo de estudio realista y
productivo.
Responsabilidades dentro de la estructura familiar:
otorgarle tareas que pueda conseguir y reforzar sus logros.
Relaciones sociales: hay que permitir al niño que realice
actividades en grupo y juegos correspondientes a su edad.
Llevar a cabo todas estas pautas ayudará a reforzar su
autoestima y que se sienta más seguro para realizar sus actividades diarias.